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Bernardo de Legarda

Escultor y pintor quiteño de enorme talento, Legarda destaca como uno de los artistas más inspirados y polifacéticos del Ecuador virreinal. Pese a la ausencia de datos fidedignos, la fecha de su nacimiento suele situarse en 1700. Como otros imagineros de procedencia indígena, se dedicó exclusivamente al arte sacro, alcanzando una soberbia calidad en sus obras, consideradas entre las más notables de la escultura barroca quiteña.

Su matrimonio con Alejandra Velázquez tuvo un fin desgraciado cuando ella se alejó de Legarda, enamorada de otro hombre. Quizá despechado por el fracaso de su pareja, el artista se concentró en su oficio, aislándose en el taller que mantenía en su casa, muy próxima a un convento franciscano. Entre las disciplinas que cultivó en ese taller figuran la ebanistería, la pintura, la impresión de libros, la platería y, por supuesto, la talla de retablos e imágenes piadosas

CAPILLA DE CANTUÑA SIGLO XVI AL XVIII CONVENO DE SAN FANCISCO DE QUITO

La Capilla de Cantuña tiene una historia de cinco siglos.

En su retablo se encuentra el grupo escultórico de El Calvario, atribuido a Bernardo de Legarda.

El púlpito, tallado en madera cubierta de hojilla de oro, parece que también es obra de Legarda, quien habría intervenido en su elaboración hacia 1745.

La capilla debe mucho a Bernardo de Legarda, el artista talló columnas, paños, friso, cornisa, arco, remate y elementos ornamentales, con encaprichado primor, y alojó en hornacinas y repisas hermosas esculturas.

De Caspicara está en Cantuña una de sus obras maestras: la Impresión de las Llagas.

MARIA  MADRE DEL AMOR HERMOSO

Ca. 1700 - 1773. Fue un escultor, pintor y tallador nacido en Ecuador. Perteneció a la escuela quiteña y se especializó en figuras sacras. Entre las disciplinas que cultivó en su taller están la ebanistería, la pintura, la impresión de textos, la platería y la talla de retablos. Sus piezas, en su mayoría retablos y calvarios, adornan aún hoy los más antiguos templos de Quito. Sus obras más conocidsa son: la Virgen de Quito de 1734, encargada por los padres franciscanos para su iglesia, el retablo mayor de la Iglesia de la Merced (1748-51) y la decoración de la media luna de la cúpula de El Sagrario.

RETABLO MAYOR  DE LA IGLESIA DEL MONESTARIO DEL CARMEN BAJO

En 1698 un fuerte terremoto destruyó la edificación de El Carmen Bajo, fundada en 1669 en Latacunga (ciudad ubicada a una hora y media al sur de Quito). Posteriormente se le trasladó a Quito donde su obra de construcción fue alentada por el obispo Paredes quien murió en 1745, año en que finalizó la construcción. Las custodias del templo son las religiosas carmelitas, quienes mantienen una vida de contemplación y espiritualidad.

La iglesia del Carmen Bajo o Moderno, según consta en los libros del monasterio, fue abierta en 1745. Las monjas carmelitas ya se habían instalado en la provincia ecuatoriana de Latacunga durante el siglo xvi, pero el devastador terremoto de 1698 las hizo emigrar a la capital de la Real Audiencia de Quito.

 

SAN JUAN DE DIOS

Pintor y arquitecto boliviano. Nace en Cochabamba, Bolivia y fallece en Potosí, en donde pasa la mayor parte de su vida. Fue uno de los más importantes exponentes del arte barroco mestizo americano que se desarrolló entre los años 1700 y 1790 en la llamada Escuela de Potosí. Las características propias de esta escuela dan cuenta de un tratamiento tenebrista de los temas, reflejo de la influencia de la pintura española de Zurbarán. Su producción estuvo encaminada principalmente por encargos de las órdenes franciscana y dominicana. FUENTE: Arte Colonial. Catálogo de Artistas Coloniales. El Museo del Prado expone desde hoy el cuadro de Bartolomé Murillo (1617-1682) San Juan de Dios, propiedad de la Iglesia de la Santa Caridad de Sevilla, que ha sido restaurado por Rafael Alonso y que el público podrá admirar durante tres meses en Madrid antes de su regreso

CALVARIO

Ribera esculpe más que pinta. Un último exhalo de inocencia y piedad crucificada emana de un compendio de luces y sombras que no son más que vano esfuerzo del autor por plasmar las suyas, esas que no pudo pintar en un lienzo llamado vida.

Luces y sombras que moldean el pecado que no puede redimir, venas añil que nos cuentan historias donde el pecado  desgraciadamente no ha podido intervenir en el hombre con su a veces necesario despotismo. Sepúltame con tres clavos le decía Cristo a Ribera, pues son tres las vidas que gozo tener, pero no plasmes mi pasado, te ruego prosiguió Cristo: Él látigo de los romanos no ha sido más que el de la indiferencia.El Calvario o Expiración de Cristo es un óleo sobre lienzo mandado a realizar en 1618 por el gran Duque de Osuna, Virrey de Nápoles (recuerden que la regencia de aquel territorio seguía encomendada al gobierno español) Cuando su mecenas murió, la viuda concedió la obra a la Colegiata de Osuna, en Sevilla. Su recorrido no acaba ahí, y es que en la Guerra de la Independencia contra los invasores franceses el lienzo fue dispuesto como blanco para los fusileros franceses, pero ni el más amargo recuerdo de la vil pólvora, ni las bayonetas nacaradas cargadas de hipocresía han logrado dictar el fin de esta alma enmarcada.

VIRGEN DE QUITO

La Virgen de Quito, popularmente conocida como Virgen del Panecillo, es uno de los monumentos más emblemáticos de la capital ecuatoriana, que con sus 30 metros de alto (sin contar la base, con la que alcanza 41m) es considerada la estructura de aluminio más alta del mundo y ocupa el lugar 58 entre las estatuas más altas del planeta, incluso por sobre el Cristo Redentor de Río de Janeiro.En 1732 fue contratado por los padres franciscanos, quienes deseaban una imagen de la Virgen de la Inmaculada Concepción para uno de los retablos de las capillas laterales de la monumental Iglesia que regentaban en la ciudad de Quito. Legarda, consciente de que difícilmente podría crear una iconografía propia con una imagen tan tradicional como la de la Inmaculada (aquella que no carga al niño, porque apenas está por concebirlo por obra y gracia del Espíritu Santo, y cuyos colores son siempre el blanco y el azul real), nunca pensó siquiera en que lograría la obra más representativa de la escultura de todo un país.

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